Ahorrar en el Hogar No es una Quimera

Dicen que moneda ahorrada, moneda ganada. Y no nos alejemos de la realidad con excusas baratas, pues al final nos salen caras. Aprender a ahorrar forma parte de aquellas metas que todos nos proponemos en nuestra rutina, las mismas que tanto nos cuesta llevar a cabo por alguna extraña razón. Como ponerse a dieta o hacer ejercicio. Parece que el dinero nos quema las manos una vez lo sostenemos; nos ponemos a despilfarrar como si el mundo se acabara en unas horas y así nos privamos de pequeños antojos, los mismos que tanto color podrían aportar a una cotidianidad a veces gris. Por eso en LaEncontré queremos explicarte cómo economizar tus gatos en el hogar; nos gustaría que acumularas algún dinerito en tu hucha de cerdito. Sí, porque aquello que tienes en la estantería de tu salón es una hucha. ¿No has visto que tiene una ranura en su parte superior? Pues por ahí puedes introducir la calderilla que conseguirás gracias al descenso de las facturas de casa.

Ahorrar gastos de la luz en el hogar

¿No tienes ganas de destrozar ese cerdo de un martillazo? ¡Si ni siquiera queda bien en esa balda!

1. Fija un presupuesto: Deberías tener pleno conocimiento sobre tus gastos. Es decir: saber en todo momento cuáles los desembolsos que realizas en tu casa cada mes. Incluso también al final del año. Gracias a esos cálculos conocerás todos los detalles de tus facturas; podrás implementar las técnicas que detallaremos a continuación. ¿Ya sabes cómo hacerlo? Muy sencillo. Tan sólo tienes que visitar la gran cantidad de webs centradas en realizar este tipo de cómputos. No existe mejor modo para determinar tu presupuesto personal.

2. Ir al súper sin hambre: Y con una lista cuidadosamente elaborada. De verdad, acudir al supermercado con un repertorio de productos previamente estudiado en casa – sabiendo cuáles son los bienes que escasean en el hogar y cuáles son prescindibles en tu compra – te evitará ciertas adquisiciones del todo innecesarias. Paga por aquello que requieras imperiosamente. Y si quieres anotar una norma impepinable: no entres en ningún establecimiento con el estómago vacío. No es broma. Es en esa situación cuando sales de la tienda cargando con bolsas rebosantes de artículos.

3. Los interruptores se aprietan: No te estamos pidiendo que metas los dedos en un enchufe, por favor. Tan sólo que bajes los interruptores cada vez que abandonas una habitación o cuando sales de casa. ¿Para qué ibas a mantener la luz encendida del salón cuando estás en el garaje, eh? Y no nos digas que a estas alturas de la vida aún le temes a la oscuridad. Pues lo dicho: haz que las lámparas de tu casa no gasten energía y dinero inútilmente si no las utilizas.

4. Si son LED, mejor: Por varios motivos, entre los cuales se halla su reducción sustancial de emisiones tóxicas. Porque si existe un globo de vidrio comprometido con la salud de la Tierra, aquí tenemos un claro ejemplo que defiende tan noble causa. Su bajo consumo de energía acaba convirtiéndolas en una apuesta segura para que las facturas de tu hogar caigan en picado.

5. Acuérdate del grifo: Tendría que ser un gesto prácticamente inconsciente, el mismo que deberías realizar con los interruptores de la luz. Piensa en la siguiente premisa y recuérdala: el agua se acaba. No es un bien de cuyo consumo podamos aprovecharnos de forma indefinida. Por eso mismo resulta tan importante cerrar el grifo tras usarlo. Y fíjate en que no esté goteando al girarlo. Siempre quedan algunas gotas rebeldes que deciden marcharse cuando crees que les has cortado el paso.

Ahorrar gastos del agua en el hogar

6. El agua fría también sirve: Por supuesto que sí que sirve. Por ejemplo: estás en la ducha y giras la rosca del grifo. Al principio el agua sale helada, lo sabemos. Pero en lugar de dejarla correr sin darle uso alguno hasta que se torna caliente, lo mejor que puedes hacer con ella es llenar un cubo o una garrafa. De acuerdo, ahora te preguntarás: ¿qué demonios algo con esto? Bien, mira lo marchitas que están las plantas de tu salón. Viene siendo hora de que las riegues, ¿no crees? Siempre podrás encontrar un uso alternativo para esa agua que se iba a perder por el sumidero.

7. Opta por un termostato: Un aparato del cual podríamos decir que casi tiene personalidad propia. Piénsalo detenidamente: si la máquina puede ser programada para que tú no tengas que hacer nada, la calificaríamos como un artilugio que entiende de empatía. Con un termostato la calefacción se activará respetando el horario que tú hayas estipulado, justo en el momento en que más lo necesites. Los radiadores se pondrán en marcha solos, sin que tengas que encenderlos tú mismo.

8. Cuando abrir la nevera: Tal vez creas que exageramos cuando leas lo que vamos a decir, pero un letrero de “No molestar” colgando de la nevera no sería una mala idea. Para nada. Como los que se colocan en las puertas de las habitaciones. Tendrías que saber que al abrir y cerrar el frigorífico continuamente se escapa una cantidad brutal de energía. Se pierde de la manera más absurda. Algo parecido ocurre cuando colocamos alimentos junto a las paredes del refrigerador. De esa forma, el frío no circula con libertad.

9. La lavadora también gasta: Y mucho. Sobre todo cuando el centrifugado parece un remolino que echa espumarajos arrasando con todo lo que encuentra. Es por eso que lo más conveniente consista en elegir ciclos que sean largos, aquellos que utilicen menos energía para lavar la ropa. Créenos, tus facturas lo notarán.

10. Sácale partido a la vitrocerámica: Se trata de un gran invento cuando se utiliza tal y como es debido. Sabrás que en una vitrocerámica existen fuegos de distinto tamaño, ¿verdad? Pues lo único que debes hacer es colocar la olla o sartén de turno encima del redondel que mejor le vaya. Fácil, ¿no? De lo contrario, la energía que desprende el fuego se pierde sin que nada ni nadie pueda beneficiarse de ella. Nada ni nadie. Para siempre. Suena trágico y lo es, pero tú puedes hacer algo al respecto para solucionarlo. También puedes girar la rosca hasta el cero para aprovechar el calor residual y así acabar de calentar tus recetas.

11. Cierra el horno: ¿No te basta con saber que al abrir el horno estás malgastando calor haciendo que éste se escabulla por la puerta? ¿De verdad que eso no es suficiente? Pues tal vez  también deberías ser consciente de que tus secretos culinarios se desvelan al abrir esa apertura. Bueno, eso es mentira. ¡Pero es que ya no sabemos qué inventarnos para que hagas caso a lo primero!

12. Asegúrate con una regleta: Cuando dicen que no todo es como parece, debemos rendirnos ante la evidencia de una frase tan trillada. ¿Sabías que el modo standby sigue agotando energía cuando parece que el televisor se apaga? Pues sí, así es. Lo mejor que puedes hacer en estos casos es hacerte con una regleta que cuente con un interruptor para desconectarlo todo definitivamente.

13. Elige otro producto: Sobre todo en cuanto a compañías telefónicas e internet se refiere. Si ves que estás destinando una parte importante de tu dinero a una tarifa demasiado elevada para tu presupuesto, estudia los precios de la competencia para decidirte por otro que sea más barato.

Ha llegado el momento de darte alguna alegría con el dinero que consigas ahorrar gracias a estos trucos.

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